La pelota llegó rodando hasta la calzada. Darío salió corriendo a por ella, pero Roberto era más rápido y llegó primero. Mientras Roberto se agachaba, Darío vio llegar a la mancha roja. Ahogó un grito mientras el cuerpo de Roberto salía disparado y su cabeza se estrellaba contra el asfalto. Cuando se quiso dar cuenta, el Sedan ya había desaparecido.
La policía no tardó en llegar al lugar. Las madres de todos los chicos del barrio habían acudido a consolar a la madre de Roberto. La Autoridad empezó a hacer preguntas a los testigos. Cuando llegó el turno de Darío, su madre acudió junto a él a apoyarle.
-Bien pequeño-preguntó un policía regordete de cara afable-
¿Puedes decirnos algo del coche? Sabemos que venía muy rápido, pero viste al conductor o algún pasajero. Darío negó con la cabeza.
-¿Sabes la marca o modelo del coche? Darío negó de nuevo
-¿Algún número o letra de la matricula? La cara de Darío se iluminó de repente
-Delante ponía “83750 BC”, pero detrás ponía “23456 KJ” EL policía lo miró aturdido, pensando en si sería una broma, pero aún así tomó nota y transmitió por radio la información. Cuatro horas más tarde, y gracias a su información, el coche fue detenido. La madre de Roberto, con lágrimas en los ojos acudió a darle las gracias y a bendecir su buena memoria. La respuesta de Darío fue escueta:
-Me gustan los números-------------------------------------------------------------------------------------
Sonaba en la radio del coche en el cual viajaban, “Moonlight Shadow” de Mike Oldfield.